Un análisis del Impacto Energético del Cambio de Hora en Chile

Hace algunos años, analizamos en un artículo las consecuencias del cambio de hora en Chile para el consumo energético de los hogares. En ese entonces, llegamos a una conclusión que, al menos para nosotros, era un argumento de peso a favor de la medida: una disminución del 15% en el consumo energético residencial para calefacción o visto para el sector comercial, un 25% de su consumo a nivel país.
Hoy, la reciente publicación de los datos del último Censo, junto con los cambios en la cantidad y densidad de los hogares (con un promedio de apenas 2.8 habitantes por hogar), nos obliga a revisar esas cifras. Esto es aún más relevante si tenemos en cuenta los importantes esfuerzos del Ministerio de Vivienda por mejorar la eficiencia térmica de los hogares en todo Chile.
En este artículo, analizaremos un cruce entre la información de los Censos, el Balance Nacional de Energía (BNE), las encuestas CASEN sobre hogares, las curvas de conservación de energía del CDT (Corporación de Desarrollo Tecnológico) y la nueva Ordenanza que entra en vigencia este año.
Lo primero que observamos en los datos del BNE es un incremento en el consumo de energía del sector residencial, lo cual resulta lógico dado el aumento en la cantidad de hogares. Sin embargo, el consumo de energía por hogar se ha mantenido bastante estable en los últimos 10 años.
La principal excepción a esta tendencia fue el impacto masivo de la pandemia. El hecho de pasar más tiempo en casa provocó un aumento del consumo de energía de aproximadamente un 15%.
El análisis de la pobreza energética añade complejidad al panorama. En Chile, cerca del 50% de la energía consumida en los hogares se destina a calefacción. Por lo tanto, el cambio de pasar solo algunas horas en casa a permanecer en ella las 24 horas debería haber generado un aumento energético mucho mayor. No obstante, es probable que la realidad de la pobreza energética haya atenuado el verdadero alcance de este incremento. El desarrollo de este punto lo dejaremos para otro análisis dada su complejidad.
Si bien podemos observar una disminución gradual del consumo desde 2020 en adelante, sería arriesgado atribuir este fenómeno a otra causa que no sea el retorno a la “normalidad”.
Resulta sorprendente que el incremento que generó esta “nueva normalidad” en el consumo de los hogares represente un poco más del 50% de toda la energía que consume el sector público y comercial en conjunto. Esto incluye todos los centros comerciales, oficinas, malls, colegios y hospitales de Chile. Esta comparación refuerza la importancia de concentrar los esfuerzos en la reducción del consumo energético en los hogares, especialmente en lo que respecta a la climatización (o, casi exclusivamente, la calefacción).
En 2023, realizamos un estudio para Déficit Cero sobre el impacto en la huella de carbono equivalente (CO2e) de la construcción del “Plan de Emergencia Habitacional 2022-2025 (PEH)” con las soluciones constructivas habituales (principalmente hormigón armado en edificios de 5 pisos). El estudio arrojó resultados muy interesantes. Uno de los análisis evaluó cómo influiría en la huella de CO2e un incremento del 1% en el presupuesto actual, destinado a medidas que redujeran activamente las emisiones de CO2e.
Este análisis se llevó a cabo bajo la norma EN 15978:2011, que considera el ciclo de vida completo de la vivienda, desde la extracción de los materiales y la construcción hasta la etapa de uso y finalmente la demolición. Una vez más, la calefacción se reveló como el principal factor responsable de la huella de carbono, representando el 50% del total.
Fue revelador constatar el impacto que se podía lograr con un 1%, una inversión relativamente modesta (alrededor de 18 UF). La medida más rentable consistía en mejorar la envolvente térmica de las viviendas, con mejoras similares a los valores ponderados de transmitancia térmica de la envolvente establecidos por la actualización de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) o los Planes Descontaminación Atmosférica (PDA) impulsados por el Minvu Chile (Ministerio de Vivienda y Urbanismo).
Es justo reconocer el logro del Minvu Chile con esta actualización del punto 4.1.10 de la OGUC al conseguir una disminución de aproximadamente un 25% en la huella de carbono a lo largo del ciclo de vida de las viviendas. Asimismo, cabe destacar que, gracias a los PDA que entraron en aplicación hace algunos años, las viviendas de los estratos sociales más bajos son alrededor de un 300% más eficientes que las del estrato ABC1. Basta observar como las viviendas que hemos evaluado bajo la CEV y que cumplen el PDA demandan del orden de 1/3 de la energía en comparación al caso base.
Sin embargo, el principio de la mejora continua debe ser incesante. Los importantes esfuerzos iniciados hace 12 años para actualizar la OGUC, que culminaron el 16 de mayo de 2024 con la toma de razón de los cambios propuestos, hoy se ven casi neutralizados por el efecto de la pandemia y la “nueva realidad”. Por lo que mientras no renovemos nuestro parque construido de manera significativa disminuyendo notoriamente el consumo relacionado con calefacción, el cambio de hora seguirá siendo una medida de impacto a nivel país. Existirán otras, no me cabe duda, y se pueden analizar, pero por ahora, a refregarse los ojos el próximo lunes.
Por Matías Yachan, Gerente General E3 Ingeniería.